lunes, 28 de septiembre de 2009


Las palabras que custodian al miedo ya se van a callar. En los libros que nunca leí, tal vez te deba buscar. Y tu voz, mi amor, todavía a veces suena como un río sin fe. Y en la multitud, un alud de alcohol me dejaría sin ley. Por favor, escuchame si querés esta vez, porque necesito verte bien y sin tus manos voy cayendo sin red desde esta cuerda de humo.

Ni un momento, ni la eternidad, esto va más allá; con vos mi alma se volvió a iluminar. Si no fuera porque vos estás, yo no estaría acá. Misterio, tiempo, y verdad. Desde tus ojos se ve mucho más...

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