miércoles, 12 de octubre de 2011

Reflexión de un día nublado

Pasé demasiado tiempo intentando comprender la razón de mi tristeza, de mi angustia, la cual siempre terminaba en llanto. Sabía que tenía la respuesta enfrente mío y que no podía verla. Sabía con qué tenía que ver, pero no lo entendía. De modo que simplemente dejé de pensar por un tiempo, y sólo me dediqué a observar. Fue difícil observar, llegó incluso a ser desesperante; no se si alguna vez había expuesto mis ojos a tanta belleza junta, tanta perfección, tanta maravilla concentrada en un cuerpo que parecía quedar chico para tanta hermosura. Y fue hoy que lo comprendí. La explicación llegó a mí como caída del cielo; fue repentino y me shockeó. Admirando esa perfección sentí las mismas ganas de llorar que habían estado presentes en los días anteriores; esa especie de impotencia que no llegaba a ser destructiva ni dolorosa; esa sensación de tristeza "liviana" que me llevaba a las lágrimas. Era su perfección. Él es perfecto, y eso me hace llorar. Mi mundo con él es perfecto, y eso me conmueve, me emociona, me pone tan feliz que quiero llorar. Ajá. Era extrema felicidad lo que sentía; no tristeza. Tardé varios segundos en darme cuenta de eso, pero no podía pensarlo todo en ese momento, tenía que estar con él, y no encerrarme en mis pensamientos. Más tarde habría tiempo de pensarlo y poner en claro algunas cosas. Y acá estoy, tratando de entenderme. Su perfección es lo que vuelve a mi mundo un lugar perfecto, hermoso, feliz. Pero su perfección también me debilita un poco, por varios motivos. Por un lado, que él sea tan bueno, tan tierno, tan perfecto conmigo, me malacostumbra a recibir un trato maravilloso, y cuando cualquier otra persona me trata un poquito diferente, me duele. Además, estoy tan acostumbrada a que todo sea tan perfecto a su lado, que en cuanto algo sale mal o distinto a como lo planeaba, me duele. Y por último, ver tanta perfección me hace sentir inferior, y siento esa impotencia de no poder devolverle nunca todo lo que me da, porque todo lo que me da es -perdón por repetir tanto esta palabra- perfecto. Jamás lo que yo haga podría compararse. Así es, su perfección me debilita... Y me sensibiliza también, porque soy tan feliz con él que mi alma se descubre totalmente, queda expuesta a todo, si total todo es felicidad, por qué esconderla? Y así, todo lo que me roce me llega directo al alma, sea bueno o sea malo, y me hace llorar. Si es malo porque me duele, pues mi alma descubierta es fácil de lastimar; y si es bueno porque me emociona, me conmueve, y mi alma desborda en forma de lágrimas. Esa es toda la explicación que -por ahora- encuentro ante esta fragilidad que se apoderó de mí; no creo que haya una solución, así que supongo que dejaré de llorar una vez que mis lágrimas se agoten, o viviré toda la vida de esta forma, llorando por todo, y llorando por nada...

1 comentario:

  1. Te amo amiga, es hermoso eso que escribiste :)
    Sos una tierna, me encanta verte tan biennn con esa persona hermosa .

    TE AMO mejor amiga, nos vemos mañaniita !

    ResponderEliminar