Acá está -aunque las fotos no sean capaces de mostrar con precisión su belleza- el atardecer del 6 de mayo...
Parecía ser que el cielo se había puesto de acuerdo con las nubes y con el Sol para darme un maravilloso atardecer, sabiendo que éste sería el primero de mis 17 años.
Parecía ser que el cielo se había puesto de acuerdo con las nubes y con el Sol para darme un maravilloso atardecer, sabiendo que éste sería el primero de mis 17 años.
Cada pedacito de cielo se veía impecable, y los rayos de Sol parecían querer quedarse allí más tiempo, haciéndome sentir que era un día especial, diferente a los demás.
Así terminaba mi primer día con 17 años; comprendí que éste había sido el regalo que la Naturaleza me tenía preparado, deseando que empiece esta edad con esa paz que ella tan bien sabe darme.
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